La Subasta que Podría Silenciar Más de 60 Radios en Costa Rica
Por Deyber Fonseca Araya el Monday, November 24, 2025
Durante décadas, el espectro radioeléctrico en Costa Rica ha sido una especie de “biblioteca pública invisible”: un recurso limitado, delicadamente organizado, donde cada frecuencia es un estante único y valioso. Pero hoy, ese orden casi tradicional está a punto de reescribirse. La subasta nacional de frecuencias de radio y televisión, impulsada por SUTEL, ha encendido alertas, tensiones y preguntas profundas sobre el futuro de la comunicación en el país.
Y no es para menos: ya que más de 60 emisoras podrían desaparecer si no logran competir en un proceso que, por primera vez, pone precio real a un recurso históricamente subvalorado. Desde la perspectiva tecnológica, el espectro es la “carretera” por donde viaja toda nuestra comunicación inalámbrica: radio, TV, Wi-Fi, 5G, Bluetooth… todo. Sin espectro, no hay voz, no hay señal, no hay nada.
El Estado decidió modificar por completo la forma en que distribuye esas carreteras invisibles, en lugar de adjudicarlas con cánones simbólicos, ahora se subastan con precios base reales, competitivos y alineados con mercados internacionales. El objetivo oficial es claro: modernizar el uso del espectro, ordenar el caos acumulado durante décadas y permitir la entrada de nuevos actores.
La Cámara Nacional de Radiodifusión (CANARA) ha advertido que decenas de emisoras —especialmente regionales y pequeñas— simplemente no podrán pagar los nuevos precios base ni competir en una puja abierta. Para muchas, la radio no es un negocio multimillonario, sino un servicio comunitario, cultural o local.
La radio y la televisión no son tecnologías “viejas”; son infraestructura crítica en la arquitectura informacional del país. Su desaparición o privatización intensiva tiene repercusiones que van más allá del dial.
Nadie discute que el espectro debe administrarse eficientemente. Hay que ordenarlo, regularlo, evitar el uso abusivo y fomentar innovación. Pero una política pública también debe responder a la pregunta clave: ¿A quién beneficia realmente la modernización si deja atrás a quienes son parte del tejido informativo del país?
La tecnología evoluciona, sí. Pero la inclusión digital no puede depender solo del poder adquisitivo de quienes transmiten. Si el futuro del espectro se decide únicamente por el precio más alto, Costa Rica corre el riesgo de cambiar voces culturales e informativas por silencio.
La subasta de frecuencias puede ser una oportunidad histórica para ordenar un recurso vital, pero también puede convertirse en un apagón cultural si no se protege a quienes han sostenido durante décadas la comunicación cotidiana de miles de personas.
El espectro es el “aire digital” que respiramos. Y cuando cambia de dueño, cambia inevitablemente la forma en que nos informamos, nos conectamos y nos reconocemos como país.
Saludos amigos